viernes, 23 de septiembre de 2011

UNA HISTORIA REAL



Su nombre era Fleming, y era un granjero escocés pobre.
Un día, mientras intentaba ganarse la vida para su
Familia, oyó un lamento pidiendo ayuda que provenía de un pantano cercano.
Dejó caer sus herramientas y corrió al pantano. Allí,
Encontró hasta la  cintura en el estiércol húmedo y negro a un muchacho  aterrado, gritando y  esforzándose por liberarse.
El granjero Fleming salvó al muchacho de lo que podría ser una lenta y
espantosa muerte.
Al día siguiente, llegó un carruaje elegante a la granja.
Un noble, elegantemente vestido, salió y se presentó como
el padre del muchacho al que el granjero Fleming había ayudado.
"Yo quiero recompensarlo", dijo el noble. "Usted salvó la
vida de mi hijo".
No, yo no puedo aceptar un pago por lo que hice", contestó
el granjero  escocés.
En ese momento, el hijo del granjero vino a la puerta de
la cabaña.
"¿Es su hijo?" preguntó el noble.
"Sí", contestó el granjero orgullosamente.
Le propongo hacer un trato. Permítame proporcionarle a su
Hijo el mismo nivel de educación que mi hijo disfrutará. Si el muchacho
se parece a su padre, no dudo que crecerá hasta convertirse en el hombre del que nosotros dos estaremos orgullosos".
Y el granjero aceptó. El hijo del granjero Fleming asistió
a las mejores escuelas y, al tiempo, se graduó en la Escuela Médica del
St. Mary's Hospital en Londres, siguió hasta darse a conocer en el
mundo como el renombrado Dr. Alexander Fleming,
el descubridor de la Penicilina.
Años después, el hijo del mismo noble que fue salvado del
Pantano.
Estaba  enfermo de pulmonía.
¿Qué salvo su vida esta vez? ....
La penicilina.
¿El nombre del noble?
Sir Randolph Churchill.
¿El nombre de su hijo? ! Sir Winston Churchill.

Alguien dijo una vez:
Lo que va, regresa.

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